domingo, 7 de octubre de 2012

Recuerdos tan distantes...como tú



Solo había oscuridad…rodeándome. Y al cerrar los ojos oí su voz.
Tan profunda y a la vez suave, sincera…
“Tranquila, soy yo”
Mi cuerpo se destensó, el aire contenido se dispersaba mientras suspiraba, sintiéndome liviana…su voz…
 “Aquí estoy, no te preocupes no me iré”
Sedienta de amor, de pasión y lujuria me quedo embelesada escuchándola…quiero hablar pero mi voz se quiebra como el cristal. Tengo miedo de que las piernas me fallen, pero estoy hundida…No puedo escapar, pero tampoco deseo irme.
Me empieza a dar vueltas la cabeza y su voz se hace más lenta y cautelosa.
“Tranquila…no te muevas, no te haré daño…solo quiero…”
Contengo la respiración, no puedo moverme. Me resbalo por la piedra fría y me quedo sentada en el suelo.
“…un poco…solo un poco de…”
El aire se vuelve más y más denso conforme se acerca hacia mí, sus pisadas son leves, decididas. De repente estoy asustada.
“…sangre…”
Siento que me entran náuseas, quiero escaparme, irme… ¿ha dicho sangre?...No se donde estoy, no sé que estoy haciendo aquí, debo salir…La oscuridad  me ahoga…y su voz… no puedo…estoy temblando.
Siento sus frías manos en el brazo, me arden, me aparto rápidamente hacia el lado opuesto.
“….un poco…nada más…no voy a desangrarte…te lo prometo”
Suelto un gemido… ¿desangrarme?...no puedo pensar con claridad, su voz me aturde…Me esta llevando a la inconsciencia. Confío en el pero ¿y si sale mal? ¿Y si no se controla y me desangra? Sé que una parte de él lo esta deseando, pero ¿porque yo también? ¿Por qué deseo que lo haga? ¿Porque no me importa?
Su mano acaricia levemente mi hombro desnudo, su tacto me produce un escalofrío, pero esta vez no me muevo…soy incapaz de moverme.
Posa sus labios sobre mi hombro, besándome el cuello, con avidez. Mientras me sigue hablando.
“Tranquila, pequeña…no voy a hacerte daño, ya lo sabes”
Pequeños mordiscos rasguñan mi piel…mientras sus susurros llenan mi cabeza. Su voz…
¿Por qué lo hace…? ¿Por qué lo deseo tanto? Me siento tan relajada…tan confusa  y excitada.
Su otra mano acaricia uno de mis pechos, siento que me derretiría de un momento a otro. Me siento débil y frágil. Y él lo sabe, sabe que soy vulnerable para el.
Mi respiración se ha hecho más rápida, igual que la suya, siento su aliento en mi nuca y sus dedos jugueteando sobre mi piel con descaro. Su esencia me envuelve, como la más dulce y peligrosa de las tentaciones…
De pronto se detiene. Mi cuerpo se pone en tensión, solo se escuchan nuestras respiraciones entrecortadas…su boca esta a unos centímetros de mi cuello, siento el aire entrar y salir de su boca.
Sé lo que piensa. Sé lo que va a hacer.
Pero antes de que pueda decir o hacer nada, se acerca y siento como un dolor intenso me atraviesa todo el cuerpo, al romperse mi piel bajo sus dientes. Me muerdo para no gritar...desconcertada.
Mientras el me lame la herida y se bebe la sangre… mi sangre…cada latido en mi cuello, es tan rápido y doloroso que empiezo a marearme…


Siento como la sangre se derrama por mi boca y dejo de morderme. Y él también se da cuenta, me gira la cabeza delicadamente con su mano y sus ojos me atraviesan, dejando mi mente al descubierto y mi cuerpo a su voluntad… podría matarme allí mismo si lo quisiera, y yo  no haría absolutamente nada, me quedaría allí observándole mientras me desangro, mirando sus ojos tan oscuros y profundos como un océano negro, respirando el ultimo aliento…y sería una buena forma de morir…
Se acerca y yo inconscientemente me alejo, no quiero, pero a la vez si, su presencia me produce sentimientos contradictorios. Pero él se acerca más y me muerde el labio inferior, me separo y sin quererlo se abre más la herida.
Él se ríe. Me retuerzo pero el me sujeta con sus manos, y me besa. Siento el sabor de mi sangre en la boca, mientras su lengua se desliza hacia la herida constantemente. Me pierdo…sigo hundiéndome más en la oscuridad, no puedo pensar…
Y me dejo llevar por el.
Sus manos se habían aferrado a mí clavándose en mi espalda…
Y no me desagradaba. Me aferré a su cuello, experimentando la necesidad mutua que teníamos.  Me gustaba esa sensación. Empecé a devolverle los besos y a morderle el cuello también, sintiendo cada vez que ese vacío en mi interior se estaba llenando. Dejando que se liberara mí deseo contenido, mis esperanzas…
Pero algo dentro de mí se rompía cada vez que sus besos se deshacían en mi boca…
El me deseaba, pero solo eso. No era más que un deseo irracional por mi esencia, por mi cuerpo, por mi compañía…
Y me dolía, me dolía bastante más que las heridas, bastante más que si me clavara un cuchillo en la espalda…pero lo quería tanto…no quería que viera sufrimiento en mi rostro, no en ese momento tan perfecto.

Y se detuvo de nuevo…dejando mi piel ardiendo, sin remedio. Nos miramos a los ojos, y entendí que lo sabía, me había leído la mente. Sé que estaba decepcionado, dolido, frustrado porque realmente no quería hacerme daño, al fin y al cabo era mi amigo.
Mi amigo especial…
Me besó fugazmente los labios de nuevo y me rodeó con sus brazos, abrazándome, susurrándome  al oído, mientras me derrumbaba y dejaba caer las lágrimas contenidas…
“Lo siento pequeña”

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