Aquí esta por fin un delicioso día de lluvia, me encanta
ver como las gotas golpean la ventana y se deslizan formando extraños dibujos
por el cristal.
El frío ya comienza a llegar y entra en mi cuerpo como
una frescura tremenda. Se ha terminado por fin el verano, si digo por fin,
porque estaba deseando que terminara.
Estaba cansada de ese calor sofocante que te sacudía por
la mañana cuando te despiertas sudando y con esa angustia en tu pecho, con la
camiseta pegada a la espalda, las sábanas desparramadas por el suelo y la cama
completamente deshecha.
Como suelo decir, el verano sienta bien en pequeñas
dosis. No es que no me guste pero no soy capaz de soportarlo demasiado tiempo.
Además adoro el viento, ya que refresca tu rostro en esos días que los rayos
del sol son abrasadores.
Ahora mismo el viento ondula las cortinas levemente,
como las hojas que bailan por el aire suavemente acunadas por la brisa otoñal.
Es hermoso. Quizá solo sea yo quien lo vea así, porque
tengo la suficiente curiosidad para observar desde una ventana la naturaleza y
describirla.
Y describir no es fácil, las palabras limitan mucho.
Siempre es mejor ver las cosas por ti mismo, saborearlas, disfrutarlas como si
fuera la primera vez. A veces envidiamos
esa curiosidad e inocencia de los niños, esa capacidad que tienen de creer en
lo más inverosímil, de afirmar algo descabellado, e incluso de ser felices con
tan poco.
Ahora los niños cambian con la sociedad que les rodea,
esta sociedad tan deprimente hace que crezcan antes de lo que deberían.
Yo tengo la suerte de contar todavía con esa curiosidad
y esa capacidad de cuando era niña.
Me asombran las cosas más simples, me inspiran las cosas
más naturales, cosas que suelen dejar de impresionar y las personas dejan de
prestarles atención con el paso del tiempo.
Pero la vida es increíble, lejos de los problemas de
cada persona, ( problemas que no son problemas realmente, porque siempre tienen
una solución) la vida sigue ahí fuera, a cada segundo que pasa todo cambia un
poquito más…incluso tú mismo cambias a cada minuto, y sigues desperdiciando
esos minutos tirado en el sofá de tu casa embobado por la televisión.
¿Es eso lo que realmente todos desean en su vida? ¿Es lo
único a lo que debemos aspirar?
No lo creo, simplemente observa tu reflejo en el espejo,
observa tus rasgos, tus ojos, como ha cambiado tu mirada desde la última vez
que la viste, ¿estas triste, cabizbajo, decaído? O en cambio ¿te sientes
realmente orgulloso de lo que estas haciendo y feliz por tener lo que tienes?
Recuerda como te veías cuando eras pequeño, recuerda esos deseos que tenías
cuando fueras mayor, en que querías trabajar, cuales eran tus sueños, tus
metas…etc
Y ahora mira donde estas, donde te han llevado todas las
decisiones que has tomado.
Quizá así descubras lo que te falta para ser feliz. Tan
feliz como cuando eras un niño.